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  • Ene 20, 2023
  • 7 minutes

¿Cómo forjar relaciones de alto impacto en programas de formación noviolenta en América Latina?

Jeffrey D. Pugh

Traducido por Caroline Gomes

Se escucha con frecuencia lo importante que es la formación y el desarrollo de capacidades para lograr cambios, especialmente, en la construcción de paz. En el ámbito de la asistencia internacional para promover la paz y la noviolencia es común apoyar actores locales con talleres y programas de capacitación como una forma de solidaridad. Sin embargo, el presupuesto de que la sola acumulación de conocimientos contribuirá a la resolución de conflictos es errónea.

En este artículo presento el modelo de la red catalizadora, que se enfoca en diversos factores que deben tomarse en cuenta cuando se realizan programas de formación y capacitación sobre paz y noviolencia. Para ejemplificar este modelo me baso en el análisis de los programas de formación de la acción noviolenta estratégica implementado entre el 2018 y 2020 en Quito, Ecuador, por el Instituto Regional para el Estudio y la Práctica de la Acción Noviolenta en las Américas. La red catalizadora que desarrollé se basa en diversos factores que son claves para que ocurran cambios como el acceso de información a los participantes, la construcción de redes que permitan crear relaciones sólidas entre ellos y la disponibilidad de recursos para que esos conocimientos puedan ser implementados y dar lugar a un cambio en la conducta.  

Para implementar este modelo son primordiales cinco aspectos. El primero es el proceso de selección de los participantes. Este proceso implica que el programa de formación busque alianzas con organizaciones clave en la comunidad, que pueden dar referencias de personas integradas en sus comunidades y que pueden causar un gran impacto luego de la formación debido a su pertenencia a nodos centrales, como comunidades de fe, cooperativas sindicales o asociaciones étnicas. El formar parte de estos nodos contribuye a que los futuros conocimientos puedan ser aprovechados por otras personas que están en esa red. Este acercamiento con organizaciones específicas debe ir acompañado de entrevistas a los participantes y recomendaciones para aportar información sobre las posibles conexiones que tiene el participante con otras organizaciones. En el caso de estudio, los organizadores del Instituto Regional realizaron entrevistas por Skype y clasificaron a los participantes de acuerdo con su experiencia, motivación, impacto potencial, influencia en comunidades marginadas y otros criterios.

Un segundo aspecto es la creación de relaciones. La formación en un país extranjero puede forjar vínculos únicos entre los grupos de participantes, más aún si ellos son de nacionalidades, etnias, edades y orígenes diferentes a la mayoría de las personas de su ambiente social. Un intercambio internacional contribuye a la comprensión y desarrollo de empatía de otras culturas y puede ser un mecanismo para crear capital social transnacional, que puede llenar “agujeros estructurales” en sus redes para fomentar los vínculos internacionales y mantener la relación con ellos en un largo plazo. La importancia de esto se vio reflejada en la encuesta realizada a los participantes del Instituto Regional en 2018, donde señalaron que la diversidad de participantes fue el principal factor de éxito de su aprendizaje.

Un tercer aspecto es el mantenimiento de relaciones. Para que los vínculos se mantengan en forma activa e intencionada entre los participantes es necesario crear espacios que contribuyan a este fin: reuniones posteriores, boletines de noticias de exalumnos o la creación de grupos en diversas redes sociales que les permita mantener el contacto. El Instituto Regional durante los cursos de formación fomentó la interacción entre los participantes a través de diversas dinámicas grupales, realizando comidas en grupo y una excursión. Para que esas relaciones se mantengan en el tiempo es importante que la organización establezca e implemente espacios de grupos de trabajo posteriores al curso, ahí los exalumnos pueden compartir sus aprendizajes locales y los retos que enfrentan de acuerdo con cada una de sus realidades. Este espacio se convierte así en un laboratorio donde pueden resolver conjuntamente problemas y plantear estrategias. Para este fin, el Instituto Regional fomentó la creación de grupos en redes sociales como Facebook y WhatsApp, intercambio de correos electrónicos y la participación de antiguos alumnos en proyectos específicos de cada país.

Un cuarto aspecto es el establecimiento de fondos iniciales que fomenten la ejecución práctica de proyectos por parte de sus participantes después del programa. Cuando no es posible el apoyo financiero, los programas pueden subvencionar la afiliación a asociaciones profesionales, ayudar a los participantes a publicar artículos en los medios de comunicación y destacar su trabajo en boletines o pódcasts. Otra forma es mediante la guía que se puede dar a los participantes en el diseño de planes o propuestas de acciones prácticas para implementar en sus respectivos países. Estas pueden ser la base de posteriores solicitudes de financiación para convertir una idea en una iniciativa viable de consolidación de la paz. El personal y facilitadores del Instituto Regional ayudaron a poner en contacto a los participantes con organizaciones y contactos clave para ayudarles a aumentar el alcance de sus mensajes o a ampliar sus iniciativas, mientras que los participantes en el programa ayudaron a reclutar a activistas prometedores en su red para la cohorte del siguiente año —de hecho, los antiguos participantes fueron la fuente más frecuente citada por los participantes del segundo año en la que habían oído hablar del programa. Las oportunidades de financiamiento competitivo por parte de una de las organizaciones patrocinadoras para las iniciativas de formación e investigación de seguimiento ayudaron a sembrar el desarrollo de acciones concretas en casa.

Por último, la evaluación de resultados es muy importante porque estima no solo el incremento en los conocimientos teóricos, sino que consideran además elementos esenciales como el desarrollo de capacidades personales y de desarrollo profesional que reflejan los cambios de actitud, nuevas fuentes de inspiración y motivación en los participantes, el incremento en su capital social, la presentación o planificación de futuros proyectos y el desarrollo de productos que visibilicen lo aprendido, por ejemplo, a través de publicaciones, entrevistas o boletines. Este cambio fue posible constatar en la evaluación realizada por el Instituto Regional donde los participantes mencionaron que hubo un aumento en su nivel de conocimiento autodeclarado sobre la acción noviolenta de 2.9 antes del curso a 4.4 después, en una escala de 1 a 5. Además, en una encuesta realizada un año después, doce encuestados declararon haber participado —después de su formación en el Instituto Regional— en 57 campañas noviolentas, haber facilitado 48 formaciones y 51 clases de acción noviolenta. Por otro lado, el 79 % de los encuestados afirmó haber utilizado lo aprendido para poner en práctica estas actividades. Los nuevos proyectos y las voces ampliadas que se demostraron aquí se complementaron con un mayor capital social y motivación. Los encuestados afirmaron mantener el contacto con una media de doce participantes después del programa y la mitad eligió la opción de máxima frecuencia prevista en la encuesta —se comunicó más de 21 veces con otros participantes después del programa. La transferencia de conocimientos tuvo importantes efectos de difusión: el 79 % de los encuestados declaró haber compartido lo aprendido con personas que participaban en su mismo movimiento de resistencia civil. Por otra parte, el 85 % indicó, además, que la comunidad de personas formadas a partir de su participación en el programa, contribuyó a estos resultados concretos por inspirarlos y brindarles apoyo moral y un 79 % respondió que incrementó los canales de difusión de los mensajes. Por último, la coordinación dentro de la región y dentro de las Américas se duplicó, mientras que, en la ciudad, el país y otras partes del mundo aumentó en un 50 %.

La importancia de estos factores basados en las experiencias de los programas de capacitación de paz y noviolencia se extiende a otros programas más allá del Instituto Regional. Su relevancia general se reafirmó con una encuesta realizada en 2017 con directores de tales programas de capacitación de paz y noviolencia. De ese grupo, dos tercios habían participado previamente en un programa de educación internacional centrado en la paz y los conflictos y el 80 % consideró que los contactos y las redes creados a través del programa anterior eran relevantes para facilitar su trabajo en su programa actual. Los participantes valoraron las redes y los contactos que hicieron porque contribuyó a incrementar su capital social y a llevar a cabo su trabajo de acción noviolenta.

Cabe mencionar sobre los posibles riesgos de seguridad y la exposición a medida que las redes se vuelven más amplias y difusas, así como el desvanecimiento del interés y la falta de una infraestructura organizativa central o, cuando existe tal organización, la garantía de la participación democrática de todos los miembros de la red son desafíos latentes en los procesos de formación. Por tal motivo, es importante que los futuros diseñadores de formación y los responsables de las políticas así como los financiadores tengan en cuenta que los resultados de evaluación ordenados que se ajustan a un ciclo de proyecto de un año pueden no ser la mejor manera de maximizar el poder del desarrollo de capacidades, y que invertir en relaciones y redes a lo largo del tiempo puede conducir a un mayor impacto para que los participantes puedan construir la paz y lograr cambios sociales en sus países y comunidades de origen.

Jeffrey D. Pugh

Es profesor adjunto de resolución de conflictos en la Universidad de Massachusetts, Boston (Estados Unidos). Es el fundador y director ejecutivo del Centro de Mediación, Paz y Resolución de Conflictos de Quito, Ecuador.

Este articulo se deriva de un articulo más extenso, originalmente publicado en la revista académica Journal of Peacebuilding and Development (2020): A Catalyst for Action: Training and Education as Networking Platforms for Peace Projects.

Publicado: 20 de enero del 2023

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